josé m. garcía gómez del valle / recensión de: alain badiou / jean-luc nancy: deutsche philosophie. ein dialog, ed. j. völker, berlin: matthes & seitz, 2017, 111 pp.
en: anales del seminario de historia de la filosofía (madrid/UCM), vol. 35, n°2/ 2018. DOI: https://doi.org/10.5209/ASHF.59673
anales del seminario de historia de la filosofía
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el 29 de enero de 2016, en el marco de un congreso dedicado al pensamiento de alain badiou (badiou and the presence of philosophy. crossing the french-german border) celebrado en la universidad de las artes de berlín (udk), tuvo lugar un coloquio entre el propio badiou y jean-luc nancy cuyo contenido aparece publicado ahora por la editorial berlinesa matthes & seitz en edición de jan völker, organizador del evento. el planteamiento del diálogo, como indicaba ya el título del congreso, apuntaba a la relación entre la filosofía francesa y la alemana. el texto resultante está por ello dedicado en su mayor parte a abordar la influencia y recepción en ambos pensadores de figuras de la filosofía clásica alemana como kant y hegel o de autores del siglo xx como heidegger y adorno. lejos de ser un asunto marginal o secundario, esta orientación permite situar la discusión bajo un prisma decisivo, pues, si para badiou lo que conocemos como «historia de la filosofía» se constituye de manera disruptiva y discontinua como secuencia de «momentos filosóficos» con carácter eventual o de acontecimiento, la filosofía del pasado siglo xx habría tenido lugar precisamente como un «momento germano-francés». este habría girado en torno a la fenomenología, teniendo así su origen en husserl y en heidegger, y se habría desplegado en su recepción y reelaboración por parte de autores como sartre y merleau-ponty, así como en las torsiones de la fenomenología y la hermenéutica heideggeriana en el pensamiento de la deconstrucción. para badiou, la situación actual señala presumiblemente el final de ese periodo franco-alemán y las tareas que se le imponen a la filosofía son, por eso, otras, de manera que el diálogo ofrece también –con el interés añadido de la libre exposición y el vivo debate que aún son capaces de transmitir estas páginas– una perspectiva sobre el estado de cosas en el pensamiento francés contemporáneo, del cual badiou y nancy son acaso sus representantes actuales más destacados.
un foco de interés del coloquio, a partir del cual se explicitaron diferencias esenciales entre ambos autores, lo constituye la discusión acerca de la posibilidad de crear un acceso productivo en términos filosóficos a la historia de la filosofía. así, por ejemplo en relación con kant, pudieron percibirse divergencias no solo en la exposición doctrinal o de contenido en uno y otro, sino, sobre todo, en el acercamiento hermenéutico a su obra y, en general, en su concepción de la tarea y las posibilidades de la interpretación del pasado filosófico. badiou –que afirma de manera tajante: «en verdad no me gusta kant»– parte de una exposición doctrinal del «kant oficial» para confrontarse con las tesis que tradicionalmente se asocian a cada una de las tres críticas y contraponerles otras de cuño propio. por contra, el acercamiento de nancy denota un interés en la deconstrucción de precisamente esos clichés culturales que operan en la interpretación de badiou, atendiendo así a lo problemático del pensamiento de kant, despojado ya de aquella armadura doctrinal. de este modo, si la obra crítica de kant ha sido recurrentemente censurada por obviar la mediación lingüística del pensamiento y su carácter histórico, nancy rescata en su intervención, por un lado, ese momento de reflexión lingüística que en el filósofo de königsberg remite a los límites del lenguaje, a la consciencia de una inadecuación esencial entre el contenido ideal de la filosofía y lo contingente de su expresión lingüística, a su queja de «no estar en posesión del lenguaje que necesitaría para exponer su pensamiento». por otro lado, en esta misma línea, si badiou confiesa que la filosofía alemana que le resulta relevante es la inmediatamente posterior a kant, por introducir en toda su amplitud el problema de la historia en la filosofía, nancy le recuerda que en la base de esa reflexión se encuentran también los ensayos kantianos de filosofía de la historia, que ya interpretaban como principio motor y rector de la historia la noción de libertad, entendida esta, además, como una pulsión de la razón. no obstante, esta concepción de la razón como «pulsión» (trieb, pulsion), como pretensión de transcendencia y problemática aspiración hacia lo incondicionado, solo adquiere su sentido pleno desde la asunción –de la que participa el propio nancy– de una finitud constitutiva. y es precisamente esta noción, la de finitud, la que sirve como piedra de toque de la escisión filosófica entre ambos, pues si el pensar de nancy está encaminado a una «apología de la finitud» según badiou (cf. id., 2004), más bien, para este último, «… aquello con lo que es urgente romper, con lo que es necesario terminar, es con la finitud» («…ce avec quoi il faut en finir, c’est la finitude»). contra el principio de la finitud del conocimiento que propone la crítica de la razón y que sirve de fundamento a todo el edificio doctrinal kantiano, badiou afirma que no hay –por principio– incognoscible alguno: la «cosa en sí» pretendidamente inaccesible al conocimiento humano (badiou habla del «ser en sí» como de la «dimensión objetiva pura del ser en tanto que tal») puede traducirse al «sistema general de las posibles formas de la multiplicidad» y este es susceptible de formulación matemática, por lo que, frente a la estricta delimitación kantiana, en última instancia todo ha de poder ser conocido absolutamente.
al hilo de las posibilidades de apropiación de la obra de autores claves de la filosofía clásica alemana –y, más concretamente, comentando ahora la particular relación de negatividad y sistema en hegel–, se tematizan igualmente en el diálogo los problemas de una lectura de los textos de la tradición desde el estado actual de cosas de la filosofía. nancy parte de la imposibilidad de situarnos frente a esos autores como sus contemporáneos: la comprensión de esos textos viene ya marcada por las interpretaciones que necesariamente interceden e interfieren, de manera que nuestra lectura de la historia de la filosofía es ya una «re-lectura» que tiene su punto de partida necesariamente en la recepción y mediación histórica de esos textos. esto condiciona además en términos positivos las posibilidades de su interpretación, pues, ante el reproche de querer «modernizar» a esos autores, afirma que de lo que se trata, más bien, es de la posibilidad «de extraer de hegel conclusiones con heidegger o derrida, que no son las que extrajo el propio hegel…» por su parte, badiou se opone expresamente a estas tesis hermenéuticas y sostiene que la sucesión de lecturas que marcan la recepción de un determinado material histórico no ha de modificarlo necesariamente. propone así un acercamiento a los sistemas filosóficos del pasado que se desentienda de los problemas de la recepción e interpretación de esos textos y se dirija sin más mediaciones a su contenido de verdad, entendiéndolos como puras construcciones intelectuales e identificando su grandeza con su capacidad para «extraer una cierta dosis de universalidad de un material histórico precario». distingue así su propuesta de lo que denomina «una hermenéutica sofística que consistiera en explicar lo que quizás quiso decir realmente hegel». de lo que se trata para él es de «leer a hegel de manera naíf, como un lector naíf de hoy…» el énfasis lo pone, por tanto, no en el carácter de «re-lectura» que, como condición previa, determina la posibilidad misma de confrontarse con estos textos, sino, más bien, atendiendo casi exclusivamente a su cualidad sistemática y su contenido ideal, en la proyección de su potencial «re-escritura» (pues según apostilla badiou: «en realidad me gustaría hacer con todos ellos [sc. los grandes filósofos] lo que ya hice con platón, esto es, escribirlos de nuevo»). esta postura, contraria a una comprensión del quehacer filosófico en clave hermenéutica, la expresa de nuevo en el diálogo al glosar la célebre «tesis 11» sobre feuerbach de marx: «la propuesta conceptual de la filosofía… no asume en ningún caso la forma de interpretaciones del mundo, no está dispuesta hermenéuticamente sino que, como disciplina esencialmente racional, se orienta a las ciencias y, en primer lugar, a la matemática».
parece además evidente que esta concepción de la filosofía va a ser determinante también en su lectura de heidegger, cuya discusión ocupa un lugar obligado en el coloquio. si bien valora como su principal logro el haber propuesto una vuelta de la filosofía a la pregunta por el ser, badiou critica no obstante este planteamiento por su marcado carácter histórico, que sitúa en la estela de una tradición de pensamiento característicamente alemana. en este sentido, asumiendo como propia la exigencia ontológica, como aquella necesidad de plantear la pregunta por el ser, badiou –en continuidad con los rasgos de su comprensión de la filosofía que ya han sido explicitados anteriormente en el coloquio– condensa su confrontación con heidegger en la fórmula: «la matemática contra la historia». así, la orientación histórica de la pregunta heideggeriana por el ser, que surgió de un ensayo de ruptura hermenéutica con el ámbito de experiencia teórica de la fenomenología y que tras fluctuaciones en su propio devenir filosófico terminó por plantearse como un pensamiento «ontohistórico» (i.e. una interpretación de la «historia del ser»), es criticada en esta última forma por badiou, pues, según comenta, «para heidegger la historia del ser se convierte al final en algo así como la organización secreta de la historicidad humana».
en este contexto, al hilo de su crítica a heidegger, se apunta también otro de los rasgos fundamentales del planteamiento de badiou que incidirá en el debate con nancy. ya que, si –como badiou sostiene contra heidegger– no hay propiamente una «historia del ser», quiere decir esto que no hay vinculación entre el ser en tanto que tal y el acontecer específicamente humano (pues aquel carácter radicalmente histórico de la comprensión del ser en heidegger suponía que «el ser está situado en el centro del destino de la humanidad…»). frente a esto –que en su opinión representa poco más que una «fábula neorreligiosa»– propone badiou la figura de una «absoluta indiferencia del ser», lo que implica que «el ser tiene una verdad a la que nos acercamos en la matemática, pero no un sentido». y así, volviendo a la discusión con nancy, basta con recordar cómo el «pensamiento finito» propuesto por este último se definía precisamente como aquel que debía hacerse cargo de «la cuestión del sentido» (cf. nancy 1991), para percibir nítida-mente aquí, de nuevo, un punto de escisión entre ambos pensadores. «finitud» y «sentido» operan, entonces, como las palabras clave del disenso filosófico esencial entre badiou y nancy.
BIBLIOGRAFÍA:
- BADIOU, alain: «l’offrande réservée», en: f. guibal/ j.-c. martin (eds.): sens en tous sens. autour des travaux de jean-luc nancy, paris 2004.
- NANCY, jean-luc: une pensée finie, paris 1991.
anales del seminario de historia de la filosofía 35/2 (2018)
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